En un contexto de inflación, restricciones e inestabilidad tanto nacional como global, cada vez más bolivianos y también empresas, migran silenciosamente al dólar digital.
El fenómeno, conocido como Flight to Crypto, ya no es exclusivo de los entusiastas cripto: hoy, detrás de estas monedas hay compañías que financian sectores estratégicos como el agro, la inteligencia artificial y la infraestructura blockchain. Esta expansión hacia la economía real está impulsando un nuevo nivel de confianza corporativa en las stablecoins.
Para conocer el uso de las criptomonedas, la Fundación Emprender Futuro y el Banco de Crédito de Bolivia BCP lanza este 4 de junio, la Jornada 24E: Inteligencia Artificial y Criptomonedas, regístrate de forma gratuita en: Jornada 24E.
Con la economía local en constante vaivén, las restricciones que aún limitan el acceso al dólar, sumadas a una coyuntura global incierta, llevan a que un número cada vez mayor de bolivianos encuentre refugio en el mundo de las criptomonedas.
El año 2025 presenta un tablero internacional agitado: tensiones entre potencias, una inflación global que no cede y una economía mundial con signos de interrogación. En Bolivia, este panorama se superpone a un escenario ya conocido: un déficit de combustibles que ha generado una inflación que ya encendió las alarmas y una crisis económica que ha restringido el acceso libre al dólar norteamericano en entidades financieras. En esta doble tormenta, los bolivianos buscan resguardo, y cada vez más miran hacia las criptomonedas.
«Las personas ya no buscan solamente invertir: buscan resguardar su dinero, mantenerlo a salvo de la inflación, de los controles bancarios y del riesgo país. En ese sentido, las criptomonedas (especialmente bitcoin y las stablecoins) están demostrando ser el refugio más eficiente y accesible», afirma María Fernanda Juppet, CEO de CryptoMKT, una de las exchanges pioneras y líderes de Latam.
El «flight to crypto» describe la migración de capitales desde monedas tradicionales o activos inestables hacia criptomonedas percibidas como más seguras o con mayor potencial de preservar valor. Bolivia, con sus históricas crisis económicas y las persistentes trabas al dólar, se convierte en un terreno fértil para este fenómeno.
Las stablecoins (como USDT o USDC) permiten operar con una paridad 1:1 al dólar, sin depender de bancos ni gobiernos. Y bitcoin, con su naturaleza escasa y descentralizada, se posiciona como el «oro digital» del siglo 21.
En este contexto, es importante distinguir dos grandes perfiles que impulsan este fenómeno:
Durante una reciente conferencia en La Paz, Bolivia, Días destacó el creciente rol de estas monedas digitales estables como una solución eficiente y disruptiva para pagos y negocios a nivel global, y remarcó su utilidad concreta en la Bolivia actual.
Según el informe realizado en conjunto entre CryptoMKT y Coinchange, América Latina es la segunda región de mayor crecimiento global en el uso de stablecoins, con un aumento interanual del 42,5% y más de 36 millones de billeteras activas.
Bitwage ha observado un crecimiento de usuarios bolivianos, de entre un 15% y 20% mensual en el 2024. La mayoría de los primeros usuarios son del sector IT (industrias tecnológicas), y el 80% de ellos son del sexo masculino. Además, el pago promedio que reciben los usuarios bolivianos a través de la plataforma es de aproximadamente $us 2.500.
El uso de stablecoins en Bolivia no solo es predominante en el ámbito freelance o de exportadores de servicios, sino que también está ganando terreno en el sector corporativo.
Empresas con operaciones en América Latina están recurriendo a stablecoins para realizar transferencias transfronterizas instantáneas, reduciendo significativamente los riesgos y costos asociados al tipo de cambio.
Por ejemplo, permite a los trabajadores y empresas bolivianas recibir pagos en dólares, euros o libras esterlinas sin trámites engorrosos ni costos ocultos. A través de la plataforma, cada usuario obtiene una cuenta bancaria internacional a su nombre en Estados Unidos, Europa o Reino Unido, sin necesidad de abrirla formalmente, lo que facilita la recepción de pagos internacionales de manera rápida y eficiente. Luego, los fondos pueden ser convertidos a criptomonedas como Bitcoin (BTC), Ethereum (ETH) o stablecoins (USDC, DAI O USDT en redes populares como Tron o Stellar), permitiendo a los usuarios resguardar el valor de sus ingresos y evitar las limitaciones del sistema financiero tradicional.
En un contexto global y local desafiante, el «flight to crypto» emerge como una respuesta cada vez más popular entre los bolivianos. Las stablecoins como un «dólar digital« accesible y bitcoin como reserva de valor descentralizada se posicionan como herramientas clave para navegar la incertidumbre financiera. La gran incógnita es si Bolivia logrará mantener y capitalizar esta tendencia para construir una economía más ágil, conectada y resiliente en la era digital.