La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó su nuevo informe “Impacto económico de la inteligencia artificial en América Latina: transformación tecnológica y rezago en materia de inversión y capacidades laborales”, en el marco de la Alianza Digital Unión Europea-América Latina y el Caribe.
El estudio revela que la inteligencia artificial (IA) ya está comenzando a transformar la economía de la región, pero advierte que el bajo nivel de inversión y la falta de capacidades en capital humano especializado limitan su impacto positivo sobre el crecimiento económico y la productividad.
El estudio, elaborado en el marco de la Alianza Digital Unión Europea-América Latina y el Caribe, ofrece un modelo empírico inédito para medir el impacto de la IA sobre el Producto Interno Bruto (PIB) y la productividad laboral calificada en América Latina, tomando como base los datos de gasto en IA provistos por IDC, que abarcan una muestra de 26 países entre 2019 y 2023, incluyendo seis economías latinoamericanas.
La CEPAL revela que América Latina solo concentró el 1,56% del gasto mundial en IA en 2023, con 2.600 millones de dólares invertidos, a pesar de representar el 6,3% del PIB global. Este desfase refleja un bajo aprovechamiento del potencial transformador de la IA en la región.
Fuente: Seguimiento semestral de infraestructura de inteligencia artificial de IDC: histórico final de 2023
Brasil y México lideran el gasto regional, seguidos por Chile, cuyo gasto relativo supera al de países con mayor población como Argentina y Colombia. Este hecho se atribuye al mayor desarrollo digital de Chile, que lo posiciona como un referente regional en términos de infraestructura y adopción tecnológica.
Sin embargo, en países como Argentina, Brasil, Colombia y Perú, el gasto en IA incluso se redujo durante el período 2019–2023, limitando su contribución al crecimiento económico. En toda la región, el crecimiento acumulado del gasto en IA en ese período fue de apenas un 7,3%.
Fuente: CEPAL
El modelo propuesto por la CEPAL se basa en una función de producción CES de dos niveles, que considera el capital físico, el trabajo calificado y el no calificado. El gasto en IA se modela como un factor que potencialmente expande la productividad del capital y del trabajo calificado.
Los resultados empíricos muestran que la IA ha contribuido significativamente a incrementar la productividad del trabajo calificado, pero no se ha observado el mismo efecto sobre la productividad del capital. Este hallazgo refleja que la IA, en su estado actual de implementación, mejora principalmente la eficiencia laboral especializada, más que el uso de activos fijos como maquinaria o equipamiento.
Además, esta mejora en la productividad calificada podría estar sustituyendo al trabajo no calificado, lo que plantea desafíos importantes en términos de equidad laboral y cohesión social.
Según las estimaciones del modelo, un crecimiento del 1% en el gasto en IA se asocia a un aumento del 0,036% en el PIB, a través de su efecto en la productividad laboral calificada. En términos monetarios, Brasil y México encabezan la lista de impacto económico anual de la IA, con aproximadamente 5.300 millones de dólares cada uno. Argentina ocupa el tercer lugar con 250 millones de dólares.
Estos valores consideran tanto el gasto directo en tecnología como su efecto derrame sobre el PIB. Sin embargo, el informe advierte que la medición del impacto total podría estar subestimada, ya que no incluye el excedente del consumidor, es decir, los beneficios que los usuarios finales obtienen de la IA, como servicios más rápidos, personalizados y eficientes.
El informe subraya que el impacto agregado de la IA en la región será limitado si no se adoptan políticas públicas agresivas y de largo plazo que garanticen una mejor preparación de la fuerza laboral y un entorno propicio para la adopción tecnológica.
Entre las medidas clave recomendadas por la CEPAL se encuentran: