El evento especializado en el agro boliviano y regional reunió a más de 570 expositores que presentaron soluciones concretas de biotecnología, nutrición vegetal, automatización y uso eficiente del agua.
La Feria Agro Vidas 2025, organizada por la Fundación de Desarrollo Agropecuario (Fundacruz), consolidó una vez más su relevancia como el espacio más importante para la innovación productiva del país. Realizada en el municipio de Warnes, la muestra reunió a empresarios, investigadores, instituciones financieras y productores de todo el territorio nacional, que coincidieron en destacar la evolución tecnológica del agro boliviano hacia modelos más sostenibles y eficientes.
En la apertura oficial, autoridades locales junto a los organizadores del encuentro destacaron a Vidas como un símbolo del desarrollo regional. Carlos Montaño, alcalde de Warnes, destacó que la feria demuestra el potencial y desarrollo agrícola, reflejando un escenario de competitividad comparado con países como Paraguay, Brasil o Argentina.
Por su parte, el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Klaus Frerking, resaltó la importancia del conocimiento y la tecnología como motores del crecimiento. “Vidas no solo muestra avances técnicos, también proyecta esperanza. El agro boliviano no solo produce, también piensa, innova y transforma”, afirmó.
El presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (Fepsc), Óscar Mario Justiniano, remarcó que cada edición de VIDAS es un punto de encuentro entre la producción, la industria y la tecnología. “Aquí convergen productores, empresas y autoridades con una misma visión: fortalecer la producción responsable que alimenta al país y genera exportaciones para Bolivia”, dijo.
A su vez, el presidente de Fundacruz, Pedro Marchett, recordó que la feria nació hace 21 años como un encuentro entre productores y hoy es una plataforma de innovación con impacto nacional. “Empezamos con la ilusión de demostrar que el agro podía ser el motor del país. Hoy VIDAS reúne a más de 570 expositores y confirma que la agricultura boliviana sigue avanzando pese a los desafíos climáticos y económicos”, sostuvo.
Entre las empresas participantes, destacaron innovaciones enfocadas en el manejo biológico del suelo, la genética de semillas, la digitalización del agro y la eficiencia en el uso del agua. Cada propuesta aportó una visión distinta sobre cómo la tecnología puede aplicarse de manera práctica al campo boliviano.
Johnny Cruz, asesor de ventas de Altei, presentó los bioinsumos de la línea Riscreen y Remplus, desarrollados con microorganismos benéficos para fortalecer las raíces y controlar enfermedades del suelo.
Riscreen contiene un consorcio de micorriza, Azospirillum brasilense, Trichoderma y Bradyrhizobium japonicum, diseñado para cultivos como la soya. Trichoderma, explicó Cruz, actúa como fungicida biológico frente a patógenos del suelo como fusarium, sclerotium y rhizoctonia.
También mencionó Remplus, a base de bacilos, que combate nematodos y enfermedades de raíz, recomendando su uso a dosis de 2,5 kg por tonelada de semilla según el nivel de incidencia. Para Riscreen, la aplicación sugerida es de 2 litros por tonelada de semilla, asegurando inoculación efectiva y ahorro de costos.
Cruz subrayó que el objetivo es reducir la dependencia de agroquímicos convencionales mediante soluciones naturales con respaldo técnico. “Nuestro enfoque es acompañar al productor en campo. No se trata solo de vender el producto, sino de mostrar su resultado en las parcelas”, afirmó.
En el campo de la genética y la fertilización, Marco Estremadoiro, gerente de insumos de IASA, destacó el lanzamiento de nuevos híbridos de girasol y sorgo, además de innovaciones en nutrición de cultivos.
Entre las novedades, mencionó un fertilizante de azufre de liberación prolongada, con 90% de pureza, que mantiene la disponibilidad del nutriente durante más tiempo en el suelo. “Este tipo de productos no solo mejora el rendimiento de la campaña actual, sino que deja un efecto residual útil para la siguiente siembra”, explicó.
IASA complementa sus productos con asesoría técnica en campo, acompañando la aplicación y el manejo de fertilización según tipo de suelo y requerimientos del productor. Estremadoiro enfatizó que la transferencia de conocimiento es parte esencial del servicio. “El producto por sí solo no basta; la diferencia está en el seguimiento técnico que garantiza los resultados”, señaló.
En el ámbito de la automatización agrícola, FlyFarm presentó los nuevos drones de aplicación agrícola desarrollados para optimizar el uso de insumos y reducir desperdicios.
Entre ellos, el modelo FP-700, con capacidad de 60 litros y boquillas dobles centrífugas, permite una aplicación más homogénea y controlada, reduciendo tiempos de trabajo y consumo de agua.
Nicolás López, gerente general de la empresa explicó que esta tecnología mejora la eficiencia operativa y la precisión en el control fitosanitario, al mismo tiempo que disminuye el impacto ambiental. “El drone no sustituye al agricultor, sino que le permite hacer más con menos: cubrir más superficie en menos tiempo y con menos producto”, destacó.
Juan Pablo Rubilar, gerente de Tigre Bolivia, presentó su portafolio de soluciones para riego, drenaje y conducción de agua, con énfasis en productos de polietileno, PVC y tuberías ADS para caminería rural y drenajes agrícolas.
Rubilar remarcó que el propósito de la marca es promover el uso racional del agua y la eficiencia hídrica mediante sistemas cerrados y duraderos. “Nuestros sistemas no solo transportan agua; buscan que cada litro llegue donde se necesita, reduciendo pérdidas y aumentando la productividad por hectárea”, explicó.
El recorrido por los stands y parcelas experimentales confirmó que la sostenibilidad productiva en Bolivia ya no es una tendencia, sino una necesidad técnica. Todos los procesos, insumos, productos y servicios conforman un mismo camino: producir más con menos recursos y con menor impacto ambiental.