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Santiago de Chile, 16 de diciembre de 2025. — América Latina y el Caribe continúa atrapada en una senda de bajo crecimiento económico y enfrentará un 2026 aún más desafiante, marcado por la desaceleración del consumo privado y una menor demanda externa, según el informe “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2025”, presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
De acuerdo con el organismo regional de las Naciones Unidas, la economía latinoamericana crecería en promedio 2,4% en 2025 y 2,3% en 2026. De confirmarse estas proyecciones, la región acumularía cuatro años consecutivos de bajo crecimiento, con una expansión anual promedio de apenas 2,3%, insuficiente para cerrar brechas estructurales de productividad, empleo e inclusión social.
El informe señala que el consumo privado, principal motor del crecimiento regional en los últimos años —responsable de más de la mitad de la expansión del PIB—, perderá impulso en 2025 y 2026. Este comportamiento se explica por un menor crecimiento del empleo, ingresos más moderados en los hogares y un entorno externo menos favorable.
En ese contexto, la CEPAL estima que el crecimiento del empleo regional también se desacelerará: 2,0% en 2024, 1,5% en 2025 y 1,3% en 2026, lo que limita la capacidad de sostener la demanda interna y la recuperación económica.

América Latina y el Caribe: crecimiento del PIB real, 2024 y proyecciones para 2025 y 2026 (En porcentajes). Fuente: CEPAL
El informe destaca trayectorias económicas diferenciadas entre las subregiones:
En materia de precios, la inflación regional alcanzaría una mediana de 3,0% en 2026, superior al 2,4% estimado para el cierre de 2025, aunque todavía por debajo de los niveles observados durante los choques inflacionarios de 2021 y 2022 y cercana a las metas de los bancos centrales de la región.
Sin embargo, el informe advierte que el escenario para 2026 estará condicionado por riesgos externos e internos. Entre los externos destacan la evolución del crecimiento del PIB mundial, las políticas monetarias y comerciales de Estados Unidos, la incertidumbre en los mercados financieros internacionales y la posible volatilidad de los flujos de financiamiento externo, incluyendo la inversión extranjera directa y las remesas.
En el plano interno, la CEPAL subraya los riesgos asociados al desempeño de los mercados laborales, la vulnerabilidad frente a desastres naturales, el peso del servicio de la deuda pública y la velocidad de reducción de la inflación y de la flexibilización monetaria.
Frente a este panorama, la CEPAL enfatiza la urgencia de fortalecer el espacio de la política macroeconómica y avanzar hacia estrategias más ambiciosas de desarrollo productivo. En un contexto global marcado por la fragmentación económica, el cambio climático, las transformaciones demográficas y la acelerada revolución tecnológica, los países de la región necesitan marcos de política capaces de reducir vulnerabilidades y movilizar recursos para la transformación productiva.
El Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2025 concluye que, sin un cambio estructural en la forma de crecer, la región continuará enfrentando limitaciones para mejorar el bienestar de su población y reducir las brechas de desigualdad, productividad y sostenibilidad.