
Entre julio de 2024 y junio de 2025, la cartera de créditos creció un 4,9%, equivalente a $us1.382 millones, impulsada principalmente por el crédito empresarial (12,3%), seguido por el crédito pyme (6,3%) y el microcrédito (4,1%). En contraste, el crédito hipotecario registró una contracción de -1,0%, atribuida a la regulación de tasas máximas en este segmento.
En este periodo, los depósitos del público aumentaron en 1,8%, un crecimiento más moderado frente a la inflación que afecta la capacidad de ahorro de los hogares. La cartera se concentró en Moneda Nacional, mientras que la participación de la cartera en Moneda Extranjera se redujo al 0,1% del total, confirmando la tendencia de bolivianización del sistema financiero.

En este ámbito, el QR Simple se consolidó como el principal canal de pagos en el país: alcanzó 356,9 millones de operaciones (92% del total de OETF), con un valor transferido de $us21.091 millones. Su crecimiento interanual fue de 152,0% en número de operaciones y 146,9% en montos, reflejando la rápida adopción de este medio, especialmente en transacciones de bajo valor. En junio de 2025, más de la mitad de los pagos con QR (53%) correspondió a montos inferiores a Bs50, lo que refuerza su rol como herramienta de inclusión financiera.
El número de cuentas bancarias mostró un crecimiento significativo, mientras que la cantidad de prestatarios tuvo un avance marginal, lo que refleja los desafíos en la expansión del crédito en un contexto de tasas activas reguladas.
Asimismo, la cobertura geográfica de los servicios financieros siguió ampliándose, con presencia en casi la totalidad de los municipios del país. Este factor, sumado a la digitalización, permite un mayor acceso a los servicios bancarios para la población de distintas regiones y segmentos.
El reporte de ASOBAN destaca que, si bien el sistema bancario mantiene su fortaleza patrimonial y avanza en la digitalización e inclusión financiera, persisten retos vinculados al fondeo y al crecimiento de la cartera en un entorno económico complejo y de regulaciones sobre las tasas de interés.
En conjunto, los resultados del primer semestre de 2025 confirman que la banca boliviana continúa comprometida con un desarrollo sostenible e inclusivo, fortaleciendo la confianza del público y consolidándose como un pilar del sistema financiero nacional.