
Hoy en día, pensar solo en términos de trabajo tradicional ignora a los millones de personas que agregan fuentes
de ingresos y dan forma a sus vidas mediante una amplia variedad de relaciones laborales no convencionales.
Los sistemas fiscales y de protección social están optimizados para el empleo tradicional. El COVID-19 ha evidenciado cómo la red de protección social no cubre a las personas con trabajos no tradicionales. Estos nuevos modelos laborales generan nuevos desafíos para trabajadores, policymakers, empleadores e instituciones.
El reto es desarrollar un régimen común de derechos laborales y protección social para todas las personas trabajadoras, más allá de su estatus jurídico laboral.
No todas las nuevas modalidades de trabajo mediante plataformas están en la misma situación. No todas las plataformas laborales entablan la misma relación con sus usuarios trabajadores.
La controvertida tendencia de las plataformas a clasificar a sus trabajadores como contratistas independientes impacta negativamente en los derechos individuales y colectivos de estos trabajadores, su capacidad de acceder a los esquemas de protección social y, potencialmente, en los ingresos fiscales de los estados. El desequilibrio de poder entre plataformas y trabajadores inherente a la arquitectura de la mayoría de las plataformas (OIT, 2018a) aumenta aún más la preocupación sobre la erosión del contrato social, los derechos de los trabajadores y el poder de negociación colectiva.

A lo largo de la historia, cada revolución tecnológica ha beneficiado primero a los empleadores y solo después, tras luchas colectivas y la participación pública, los empleados. Las respuestas a las desigualdades de poder han llegado por la acción colectiva de los trabajadores, la organización sindical, la creación y el fortalecimiento de sistemas de protección social y la regulación de las relaciones laborales. En esta tercera década del siglo XXI se atraviesa una situación similar. WorkerTech es una de las posibles formas que existen para poner la tecnología al servicio de los trabajadores para que la revolución tecnológica en curso sea beneficiosa también para ellos.
A esta situación hay que sumar el impacto del COVID-19, que ha acelerado tendencias preexistentes y ha añadido urgencia a estos debates.
Algunas proyecciones estiman que, debido a la crisis generada por el Coronavirus, en la región se han perdido más de 15 millones de empleos en los doce meses entre febrero de 2020 y febrero de 2021 (Observatorio laboral COVID-19,
BID). Al mismo tiempo, la crisis es un contexto propicio para el crecimiento del uso de plataformas digitales laborales por tres motivos principales:
WorkerTech se define como los servicios digitales que ofrecen a los trabajadores independientes beneficios para mejorar las protecciones sociales y la productividad.
Los servicios WorkerTech pueden cubrir una o más funcionalidades, uno o más beneficios y prestaciones. El conjunto de necesidades para los trabajadores en modalidades de trabajo no tradicionales se agrupan en tres bloques principales:
La relevancia de los servicios WorkerTech en América Latina y el Caribe viene dada por:
A todo ello hay que sumar los múltiples impactos del COVID-19 como acelerador de tendencias preexistentes.
En América Latina y el Caribe, de un total de 292 millones de personas empleadas, 158 millones trabajan en condiciones de informalidad, equivalente a una tasa promedio regional de 56% (BID, 2020).
Además, la tendencia parece consolidarse. En la región, por sexto año consecutivo el empleo asalariado se expandió menos que el trabajo por cuenta propia (CEPAL/OIT, 2019). La debilidad de la creación de empleo asalariado
fue bastante generalizada. En los 14 países analizados, el empleo asalariado solo registró una mayor tasa de crecimiento que el trabajo por cuenta propia en tres países. (Chile, Honduras y República Dominicana).
Otro indicador al que los gobiernos y think tanks están dedicando mayor atención es el del crecimiento del trabajo independiente. La definición de “freelance” o “trabajador independiente” o “autónomo” no es siempre directamente
comparable, pero la revisión de los datos permite obtener una primera foto de la situación.
Workertech: Cómo la tecnología puede mejorar los empleos emergentes en América Latina y el Caribe