BancoSol, el pionero de las microfinanzas

Página Siete / Julio 21, 2014

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En 1986, surgió en Bolivia la primera institución que vio en los microcréditos una solución para el desempleo creciente y un impulso hacia el emprendimiento en Bolivia; no lo hizo como un banco, sino como Fundación Prodem. Empero, ni los fundadores más optimistas pensaron que en menos de 10 años su cartera crecería tanto que convertiría su iniciativa en el Banco Solidario (BancoSol).

BancoSol

Fuente: BancoSol

BancoSol es la entidad que dio origen a las microfinanzas, y hoy es la empresa líder en este rubro en Bolivia. Surgió con la idea de hacer préstamos a gente de menores recursos en un momento en que no había instituciones financieras que lo hicieran. Nadie confiaba en que personas de clases bajas podrían ser buenos pagadores y cumplidores de sus obligaciones, pero la experiencia de este banco demostró casi 30 años después que sí pueden ser mejores pagadoras que otros prestatarios.

El cambio de lógica financiera

BancoSol rompió el paradigma de que sólo las clases sociales medias y altas eran mercados seguros y responsables, pero para ello tuvo que emprender un camino de riesgo y de construcción de experiencias propias.

La primera necesidad era configurar la tecnología crediticia para el tipo de prestatarios que eran y son aún el foco de su atención: gente que hace negocios en los mercados, talleres, villas, zonas periurbanas y rurales; era imprescindible crear formatos de estados financieros que permitieran saber si los clientes pagarían o no.

En esa búsqueda, el grupo de inversionistas de Fundación Prodem – empresarios bolivianos en su mayoría- vio que los microcréditos empezaban a dar sus primeros pasos en otros países y generaron una alianza con otra organización sin fines de lucro, la cual hasta hoy es accionista de BancoSol, Acción Internacional.

Esa fundación hacía experimentos en Brasil, al dar los primeros microcréditos basados en cierta medida en ensayos que se realizaron en el banco Grameen, de Bangladesh, del famoso Muhammad Yunus, considerado uno de los padres de las microfinanzas y que  cuestionaba al sistema financiero debido a la falta de acceso a créditos para segmentos tan grandes e importantes de la sociedad; sostenía que los microcréditos podían transformar negocios, pues  para muchas microempresas de Bolivia 100 dólares pueden significar la oportunidad de empezar a crecer y  surgir.

La idea del crédito solidario

A la hora de solicitar y obtener un préstamo los clientes de BancoSol, incluso hoy, no presentan estados financieros como suelen hacerlo las empresas en Bolivia, los obreros asalariados o quienes trabajan en el sector formal, ya que no tienen garantías reales, no hay mercadería, vehículos, casas, ni terrenos.

En reemplazo de esos requisitos, los emprendedores de Bolivia de Fundación Prodem crearon los préstamos en grupo y ésa fue precisamente la idea que le dio el nombre de Banco Solidario, pues recogía el concepto de que para contratar un crédito las personas debían hacer grupos de seis a ocho, de tal manera que si alguno de los integrantes fallaba a la hora de pagar una cuota del crédito, el resto del grupo -en un mecanismo de solidaridad- juntaba la plata para pagar lo faltante.

En vista de que nadie había desarrollado una metodología crediticia sólida como esa, los fundadores contrataron gente de afuera que ya había sido parte de experiencias con ese tipo de créditos, animados sobre todo porque el mercado al que apuntaban era totalmente virgen y, para muchos, exigía hasta operar como una obra de beneficencia ya que los créditos corrían el riesgo de no ser repagados.

Sin embargo, de 1986 a 1992 -el periodo en que se operó bajo la figura de Fundación Prodem- las cosas fueron tan bien que se logró generar una cartera de 15 millones de dólares, con un nivel de mora de 0%, lo que quiere decir que todos los prestatarios pagaban.

Ante esa respuesta del mercado, los fundadores se atrevieron a más. Pensaron que mientras continuaran operando como una fundación, lo máximo que podrían prestar sería el dinero de la cooperación, de personas, gobiernos, multinacionales, etc, pero para llegar a más gente no basta con donaciones que tienen un límite. La pregunta era cómo crecer y llegar a más gente. Y la respuesta fue convertirse en banco.

Un banco establece un monto de capital, como en cualquier empresa en Bolivia, pero comienza a recibir depósitos del público y los  presta. En la ley bancaria boliviana, similar a la de muchos países, por cada dólar de capital que se pone en un banco, éste puede captar 10 y a la vez prestarlos; así, un banco que tiene 10 millones de dólares de capital puede recibir 100 millones de dólares de préstamos en forma de depósitos y prestarlos en sus colocaciones.

La esencia micro

Antes de pasar a ser un banco, los socios fundadores decidieron ser firmes en mantener su misión y visión de apertura del crédito hacia segmentos de ingresos bajos y eso se logró con la participación a largo plazo de accionistas comprometidos con el rol de las microfinanzas.

Y la iniciativa fue replicada en otros países y hoy varios de los accionistas de BancoSol usan la fórmula que se adaptó en Bolivia para operaciones similares en otras naciones de la región.

BancoSol mantuvo sus préstamos pequeños en el transcurso de los años, frente al surgimiento de la competencia que al ver el éxito de las microfinanzas creó algunos servicios parecidos.

Según los datos de esta entidad financiera, en la actualidad en Bolivia hay 3.800 millones de dólares prestados en microcréditos entre todos los bancos que practican esta modalidad, los Fondos Financieros Privados, las cooperativas y las instituciones financieras de desarrollo (IFD), que no son entidades reguladas, pero participan en el mercado.

Esos 3.800 millones de dólares son más de la mitad de los 6.500 millones que hay en todo el sistema financiero. Comparando ese dato con la dimensión de la economía, si el Producto Interno Bruto de este año, como se prevé, llega a 35.000 millones, casi el 11% estaría en préstamos de microcrédito, como no sucede en ningún país.

Así, en Perú está Mi Banco; en Ecuador, otro Banco Solidario; en Paraguay, Financiera El Comercio; en México, el Banco Compartamos, todos bajo el mismo criterio y a partir de la experiencia boliviana, aunque con algunas pequeñas variantes.

Koenigsfest: «El crédito productivo ayudará, pero no es lo único”

Kurt Koenfigsten

Kurt Koenfigsten, Gerente General, Bancosol

Los bancos reflejamos lo que es la estructura productiva del país. Si tenemos más clientes comerciantes es porque hay más clientes, en general, que están más en comercio de los que hay en otros sectores. Los bancos no podemos inducir, no le podemos decir al cliente préstate para ser productor, cuando éste primero debe tener el oficio, tener la actividad y recién acceder a un crédito”, señala Kurt Koenigsfest (K.K), gerente general de BancoSol desde el año 2000 y ex presidente de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), quien conversó con Inversión de Página Siete (P.S). sobre el rol de los bancos en el proceso productivo del país.

P.S. Con su conocimiento sobre el sistema financiero boliviano, en lo que concierne a microcréditos, ¿hay más clientes que se dedican al comercio o al área productiva?

K.K. Dependiendo del banco, pero en promedio 35% corresponde al sector productivo y 65% al comercio y esto se repite en BancoSol. Volvamos 30 años en el tiempo: 90% de nuestros clientes eran productores, 10% comerciantes; pero los primeros no pudieron competir con el contrabando y se volvieron comerciantes. Esto porque el capital es menor, la rotación es más rápida, venden todo el tiempo y en consecuencia las ganancias son más altas y pueden cambiar de actividad. Tenemos clientes que en algún momento han vendido dulces y luego se dedicaron a traer plantas de zapatos; después, cuando eso no funcionó, se dedicaron a la venta de licuadoras, aspiradoras: tienen esa habilidad. La banca no sólo en Bolivia, sino en cualquier parte del mundo responde a una necesidad. Porque mal haríamos si con dinero ajeno le decimos a alguien que se haga productor, de repente no sabe y tenemos que asegurarnos de que la plata que prestamos nos la van a devolver. Entonces, si seis de cada 10 están en comercio, ya tiene la actividad y el conocimiento, financiamos lo que ellos conocen y que saben hacer.

P.S. Entonces, ante ese panorama, ¿qué piensa sobre los requerimientos de la nueva Ley de Servicios Financieros sobre los créditos productivos?

K.K. Yo creo que una mayor oferta de crédito hacia el sector productivo ayudará, pero no es el que transformará empresas que ahora son comerciales a productoras. Tal vez abrirá la posibilidad al sector productivo que antes no tenía acceso al crédito, pero  que un comerciante se vuelva productor, eso no pasará. El productor que no tenga crédito sí empezará a tenerlo y ahí el desafío es trabajar muy bien con el Gobierno para que la plata que se preste a esos sectores, los productores sean conscientes de que la tienen que devolver.

P.S. La nueva Ley de Servicios Financieros exige que los bancos múltiples deben tener el 60% de la cartera de créditos en el sector productivo y de vivienda, ¿cómo logrará eso BancoSol?

K.K. Ojalá haya esa cantidad de productores, es otra cosa que nos preguntamos. Si el 60% de nuestros créditos tendrán que estar en el sector productivo, ojalá haya esa cantidad de productores en el mercado.

El análisis que hacemos es que habrá cinco años para adecuarse a esto según el decreto; entonces tendremos que experimentar, adecuar las tecnologías de crédito, contar con gente con perfiles diferentes, ya no sólo especialista en comercio y servicios, sino que sepa de agricultura, que maneje muy bien la lógica del campo.

Los plazos de créditos son diferentes, no es lo mismo un comerciante a alguien que produce caña, a quien hay que esperar años para que empiece a devolver; uno presta plata y durante un año no ve nada, ni los intereses, entonces el ciclo del negocio es totalmente distinto.

«No nos deja contentos que nueva Ley no incluya bancos de microcréditos”

El gerente general de BancoSol, Kurt Koenigsfest, destaca que los 3.800 millones de dólares prestados en microcrédito  por las entidades financieras del país representan más del 50% de los 6.500 millones de todo el sistema financiero, por lo que cuestiona cómo en un país en el cual las microfinanzas son fundamentales la Ley de Servicios Financieros no incluya  la figura del banco de microcrédito.

P.S. De acuerdo con el crecimiento económico del país y del sector de comercio, ¿cómo proyecta el futuro de las microfinanzas de BancoSol?

K.K. Éste  es un banco de 1.300 millones de dólares en activos, de 960 millones de dólares en préstamos, de 250 mil prestatarios y de 650 mil depositantes, 411 agencias y puntos de atención, y 2.700 empleados.

Hasta aquí ha sido una evolución en un modelo determinado, ahora tenemos que pensar cómo nos adaptaremos al 60% de nuestra cartera manejándose con tasas de 11,5% a 13% para el sector productivo versus el 100% de la cartera actual con 17% ó 18%. Dicho sea de paso que la tasa de microcréditos en Bolivia hoy, de 17% en promedio, es la más baja en América Latina.

La verdad no nos ha dejado muy contentos el hecho de que la nueva ley reconozca bancos PyMES y bancos múltiples, pero no bancos de microcréditos; entonces, tenemos que ver cómo, sin perder la esencia de nuestros créditos a los más pequeños, con muchos puntos de atención, seguimos siendo sostenibles.

P.S. Un reciente estudio de la ASFI expresa que, pese a la fijación de tasas, se proyecta que igual habrá un buen margen de utilidades para los bancos este año…

K.K. Lo que pasa es que ese informe de la ASFI habla de valores absolutos. Cuando uno habla de montos siempre corre el riesgo de no poner las cosas en perspectiva. El año pasado los bancos, entre todos, tenían 900 millones de dólares en capital; entonces, si 900 millones de dólares es la plata que se tiene invertida y la ganancia es el 20%, significa que se ganó 180 millones de dólares. Este 2014, después de marzo, cuando muchas de las utilidades del año pasado han sido reinvertidas, ya los bancos tienen 1.200 millones de dólares en capital. Si yo volviera a ganar 20% de 1.200 debería lograr 240 millones de dólares, pero se ganará 200.

De repente en valor sea un poco más, pues el año pasado se ganó 180 y ahora serán 200; pero no será el 20% de 1.200 -que es 240-, sino  200. Hay que fijarse  cuánto se  gana sobre el capital invertido y eso es decreciente, lo que subirá quizás sea el valor absoluto, pero hay el riesgo de que  con el tiempo no  sigamos manteniendo el mismo nivel de utilidades.

Si hay menor ganancia significa que habrá menor crecimiento del sistema y si eso pasa habrá menos agencias, menos servicios nuevos y menos generación de empleo para los profesionales que apuestan por trabajar en un banco.

Si hay menor ganancia, significa que habrá menor crecimiento del sistema, menos agencias y menos servicios”.

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